Un taxista es un observador, un privilegiado testigo visual del momento que le toca vivir en toda su diversidad y Ryan Weideman decidió demostrarlo con su cámara durante cuatro décadas.

Un taxista transita diversos escenarios y conoce las calles y las horas menos visitadas por el común de la vida repetitiva de la ciudad. Es un privilegiado visitante de los rincones oscuros, los amantes furtivos, las luces nocturnas y las historias prohibidas. El brillo de la ilusión de lo que está por venir y las sombras de lo que se esconde en la vida diurna del mismo espacio que parece transformarse con la llegada del atardecer.

New York, conocida como la ciudad que nunca duerme, es una ciudad fascinante y embriagadora y en ella existen personajes talentosos como el taxista-fotógrafo que protagoniza esta historia.

Ryan Weideman, es un taxista y fotógrafo, que capturó la vida que sucedía en torno a su taxi durante cuatro décadas, lo que se tradujo en un registro único sobre la diversidad cultural que ebulló en NY desde la década de los ’80 hasta el principio del nuevo siglo.
El taxista que capturó la esencia de una ciudad
Weideman transformó de manera asombrosa su taxi en un estudio fotográfico por el que desfilaron niños, modelos, poetas, drag queens, celebridades, hombres de negocios y prostitutas.

Lo poco usual de su propuesta, le permitió capturar el espíritu fugaz, desinhibido y natural de quienes se dejaron fotografiar en el íntimo, cotidiano y a la vez público escenario.

La autenticidad de su oficio, la sorpresa de quienes eran capturados por su cámara, se transformaron en una amalgama perfecta que retrató de manera fluida a más de una generación.

En algunas de las instantáneas tomadas por Weideman a bordo de su vehículo el autor quiso incluir su propia imagen.

En el inicio de su carrera, las composiciones se centraban en sus pasajeros. Sin embargo, a partir de 1986, comenzó a yuxtaponerse con sus compañeros de viaje…

…e incluso con los peatones de más allá de la ventana de su taxi, dando lugar muchas veces a encuadres singulares.

Cuarenta de sus fotografías se transformaron en una exposición itinerante llamada In My Taxi que está recorriendo diversas ciudades, organizada por la galería Bruce Silverstein.
Lo que hace llamativo su trabajo es la originalidad de su visión sobre New York, el periodo de diversidad cultural que logró capturar y que coincidió con grandes cambios económicos y sociales.





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