Crudas imágenes que nos recuerdan la época cuando la atención psiquiátrica carecía de conocimientos y le sobraba sadismo.

Como es sabido, los manicomios o asilos mentales, han sido lugares que reúnen a las personalidades menos adaptadas de la civilización y han hecho gala de una deplorable calidad médica.

Estas instituciones, hoy conocidas como hospitales psiquiátricos, representan un capítulo oscuro de la ciencia y la humanidad. Cuando se indaga en sus registros, salen a la luz historias de abusos, brutalidad clínica y escabrosos experimentos que parecían sacados de la mente más sádica.

La historia de estas cárceles del abandono y la miseria, siguió así hasta finales del Siglo XVIII cuando un grupo de médicos europeos revolucionaron el mundo de la psiquiatría al proponer la eliminación de los castigos corporales, o tratamientos sádicos a pacientes mentales.

Corría el año 1845 cuando Inglaterra decidió aplicar la Ley de la Luna, que designó oficialmente a los enfermos mentales como pacientes reales que necesitaban tratamientos efectivos y humanos.
Sin embargo y pese a la difusión de los derechos de los pacientes, durante los siglos XIX y XX se sucedieron los abusos.

Los enfermos mentales, suelen ser los familiares que nadie quiere reconocer, los que se ocultan, los hij@s que se niegan, los que alteran lo convencional y por tanto, a nadie le importa qué puede ocurrir con ellos.

Hasta hace pocos años era común verlos recluidos en medio de una superpoblación en espacios reducidos, objetos de terapias radicales como las de electroshock y lobotomía y víctimas de abusos sexuales, diagnósticos poco claros, etc.

Las lobotomías, eran realizadas con picos de hielo, mientras los pacientes permanecían encadenados a losas de concreto.


Cuando se empezó a documentar la vida en los psiquiátricos, esos espacios a los que muy pocos tienen acceso, salió a la luz una verdad más horrenda que la peor película de terror . El registro fotográfico que se pudo obtener de esos lugares genera hoy una galería escalofriante de imágenes.

Hoy en día, las autoridades médicas aseguran que los tiempos de tortura y abusos ya no existen. Sin embargo, estas fotografías dan testimonio de una práctica inescrupulosa que ocurrió de forma impune frente a las narices de una sociedad que prefirió mirar para otro lado.

Esperemos que este tipo de crueldad no se repita, aunque no sabemos qué está ocurriendo hoy en los siquiátricos de países en que no hay reglas ni recursos para resguardar los derechos de los invisibles de la sociedad.

Impure