Happy!: violencia, sexo, drogas y una pizca de esperanza en Netflix

Irreverente, cínica, profunda y despiadadamente sangrienta. Así es Happy!, la serie de Netflix que lleva un par de semanas disponible en la plataforma y que llegó-como una brisa sombría con olor a sangre reseca- para refrescar la mente de cualquier humano hastiado del mundo tibio plagado de filtros  de Instagram, selfies y sensibilidades extremas que abunda por doquier.

Happy!

Happy! es un balazo directo a tu cerebro políticamente correcto, e indudablemente, recuerda el descaro de finales de los ’90. De hecho, la primera escena representa un suicidio imaginario que, en medio de litros de sangre que fluyen de la cabeza del protagonista, se transforma en el escenario de un baile lisérgico, en el que participan unas bailarinas ligeras de ropa y el decadente suicida, moviéndose al ritmo de música de fiesta en medio de luces disco-navideñas.

A partir de allí, queda en evidencia y sin segundas lecturas que Happy! es una serie que se sale del molde de cualquier otra que nos ofrezca la plataforma. Los siguientes 8 episodios no son aptos para personas prejuiciosas o sensibles: sexo, violencia, fantasía, oscuridad y humor conviven en época de Navidad con un discurso intensamente humano y profundo, pese a la brutalidad y el surrealismo que se presenta ante nuestros ojos.

La combinación funciona, y el resultado final es una comedia negra inusual, efectiva y demencial que pese a todo lo que te estamos contando, no deja de ser un cuento de Navidad en donde el amor, la vida, la muerte y vencer a los malos, siguen siendo la tónica vertebral.

De imaginación, perversión y humanidad.

Basada en el cómic del siempre interesante Grant Morrison  y con el dibujo de Darrick Robertson (‘The Boys’), ‘Happy!’ es la historia de Nick Sax, interpretado por Christopher Meloni, un ex policía alcohólico inmerso en un mundo de drogas, sexo y traición, convertido en asesino a sueldo, quien tras recibir un disparo casi mortal, conoce a Happy!, el amigo imaginario de una niña secuestrada que acude al moribundo para intentar rescatarla.

La serie no necesita dar explicaciones sobre los raros personajes que se presentan, como si advirtiera que desde el comienzo está instalada en tu cerebro y asumes la invitación a este universo crudo y asumes las bizarras personalidades del jefe mafioso Francisco «Blue» Scaramucci (Ritchie Coster), la detective y ex amante de Sax, Meredith McCarthy (Lili Mirojnick), el Sr. Insecto, o el escalofriante Sr. Smoothie, un psicópata perverso y desquiciado que trabaja para Blue, casi por vocación.

A pesar de la oscuridad que tiene en su trama, existe también una disputa constante entre el bien y el mal, manifestada entre Happy!, el uncornio-burro azul que representa la esperanza y es reflejo de la pureza, inocencia y la imaginación de una niña pequeña, a quien presta voz Patton Oswalt, versus el villano de antología que es Santa Claus encarnado por Joseph D. Reitman, («Very Bad Santa» en el cómic) un hombre vicioso, sicópata y demente que secuestra niños que serán el «regalo» de personas “muy poderosas».

Las escenas de acción cuentan con la participación de Brian Taylor, director de cine y uno de los responsables de las adrenalínicas películas de Crank. El ringtone de uno de los personajes en el primer capítulo es un guiño para los fanáticos que no pasa desapercibido.

Si llegaste leyendo hasta esta línea, primero te damos las gracias y segundo, te recordamos que la primera temporada de Happy! no es para todo el mundo, pero si quieres recibir una inyección de brutalidad que te conecte con tu esencia de niñ@ y tu humor más irreverente, te recomendamos 100% esta serie, que para nosotros es un imperdible.

La serie es una creación de Syfy que distribuye Netflix y expone la esencia de un cómic que nunca fue un súper-ventas, pero que como podrás comprobar cuenta con los ingredientes necesarios para transformarse en uno de los éxitos de este 2018.

Be Happy!

Impure

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