Reportes de accidentes cerebrovasculares en pacientes jóvenes son el giro más reciente en la evolución de lo que sabemos sobre el COVID-19. Si bien el número de casos es bajo en comparación con el total de contagios, el vínculo preocupa a los investigadores.
Hasta ahora, se pensaba que el virus atacaba sólo a los pulmones, pero hay señales de que afecta a casi todos los órganos más importantes del cuerpo.
Según el Washington Post, el número de afectados es pequeño pero aún así destacable, porque desafía la manera en la que los médicos están entendiendo al virus e intentan descifrar sus mecanismos biológicos.
Si recordamos, durante mucho tiempo se ha tratado el virus como si fuese un patógeno que ataca principalmente los pulmones. Esto hoy no es tan así.
Un nuevo estudio
Considerando estos nuevos datos, se realizó un nuevo estudio publicado en el prestigioso New EnglandJournal of Medicine.
Los autores del estudio observaron que se trata de un aumento insólito en comparación con las situaciones de normalidad, cuando cada dos semanas son tratados en promedio por ACV 0,73 pacientes menores de 50 años.
El estudio destaca el caso de una mujer de 33 años sin enfermedades preexistentes quien, tras sufrir tos, dolor de cabeza y escalofríos durante una semana, comenzó a experimentar entumecimiento y debilidad en el brazo izquierdo y la pierna izquierda durante un período de 28 horas.
La mujer demoró en ir a urgencias por temor al coronavirus. Cuando llegó al hospital, una tomografía computarizada reveló que tenía dos coágulos en su cerebro y “vidrio molido” irregular en sus pulmones, expresión con la que se conoce a la opacidad en las tomografías que es el sello distintivo de la infección de COVID-19. Después de 10 días de terapia fue dada de alta.
Desde el comienzo de la pandemia, se han recabado muy pocos datos sobre los accidentes cerebrovasculares y el COVID-19.
Sólo un reporte de Wuhan, China, reveló que algunos pacientes hospitalizados habían experimentado accidentes cerebrovasculares, muchos de ellos de edad mayor o gravemente enfermos.
Sin embargo, la vinculación fue considerada más “una corazonada clínica”, según declaró Sherry H-Y Chou, neuróloga y doctora de cuidados intensivos del Centro Médico de la Universidad de Pittsburgh.

El presente
Ahora, por primera vez, tres importantes centros médicos estadounidenses se están preparando para publicar datos sobre el fenómeno de los accidentes cerebrovasculares.
Los análisis sugieren que los pacientes de coronavirus están mayormente experimentando el tipo más letal de ACV. Conocido como ataque cerebrovascular oclusivo, o ictus isquémico, puede destruir grandes partes del cerebro responsables del movimiento, el lenguaje y la toma de decisiones de un solo golpe, porque se encuentran en las arterias principales que suministran sangre.
Muchos investigadores sospechan que los accidentes cerebrovasculares en pacientes de COVID-19 podrían ser una consecuencia directa de los problemas sanguíneos que la enfermedad provoca como la producción de coágulos en todo el cuerpo.
En Mount Sinai, el sistema médico más grande de la ciudad de Nueva York, el médico investigador J Mocco dijo que el número de pacientes con grandes obstrucciones sanguíneas en sus cerebros se duplicó durante las tres semanas del auge del COVID-19, a más de 32, incluso cuando la cifra de otras emergencias se redujo. Más de la mitad de esos casos tenían COVID-19.
En promedio, los pacientes de COVID-19 con ACV eran 15 años más jóvenes que los pacientes con ACV sin el virus.
«Esta es una señal demasiado poderosa como para que sea casual o aleatoria”, señaló el investigador médico J. Mocco, uno de los autores del estudio.
Por esto y porque aún el COVID-19 es un virus del que no conocemos todo y para el que aún no existe vacuna efectiva, es que debemos ser cautelosos, practicar el autocuidado y el distanciamiento social.
Ya volveremos a abrazarnos y a construir un futuro ojalá mejor, que el que existía previo a esta pandemia.
Impure