Aunque en un mundo ideal el feminismo es sólo una gran bandera bajo la que conviven todas las personas que se consideran mujeres, si acercamos el zoom a la escena veremos diferentes reclamos. Cuando aún no hemos logrado mucho como movimiento, distintas teorías nos enfrentan, estableciendo un discurso hegemónico que se aleja de los distintos matices que el movimiento tiene.
Feminismo decolonial, lo nuevo y lo cool dentro del feminismo
No es una palabra nueva y pareciera que defender la descentralización del discurso eurocentrista está muy cool, pero ¿de qué hablamos cuando hablamos de feminismo decolonial? ¿Realmente podemos construir en defensa de la autonomía descentralizada un feminismo transversal? o una vez más la academia tomará la fórmula quitándole «calle», rebeldía y autenticidad al movimiento que surge desde la periferia feminista.
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Como la explosión de una bomba en el rostro del feminismo hegemónico, surge el disparo al corazón de la tradición del s. XX en defensa de la historia de un feminismo más radical que permite una crítica contundente al feminismo hegemónico y contrahegemónico del que muchas nos prendamos a través de nuestros primeros acercamientos por medio de una literatura más accesible y que se dictaba en aulas y talleres.
Sin embargo, ese feminismo que nos hizo abrazar nuestro «ser mujer» tiene altas coincidencias y complicidades con el eurocentrismo, por tanto, con el racismo y la colonialidad.
El feminismo decolonial es contemporáneo, está creciendo y su construcción se articula al ritmo de una voz subalterna, no hegemónica, que ha estado siempre ahí por debajo del gran feminismo de masas que, en defensa de una bandera común, fue perdiendo la capacidad de crear un prisma propio para interpretar la opresión histórica en clave de género con una voz no blanca.
En este proceso, varias autoras han impulsado un movimiento de feministas no blancas capaz de confrontar la comprensión feminista más difundida y su programa de liberación.
Este nuevo momento se ha dado a conocer como feminismo descolonial o como feminismo antirracista, feminismo interseccional, entre otras.
¡Vamos a descolonizar todo!
El llamado es simple y claro, romper con la visión hegemónica, eurocéntrica, racista y burguesa.
Algunas de las referentes más importantes dentro del feminismo descolonial son Yuderkys Espinosa, Ochy Curiel, María Lugones, Breny Mendoza o Rita Segato
Según Yuderkis Espinoza el feminismo decolonial es
«un espacio abierto, de diálogo y en revisión continua, un campo fértil donde estamos muchas personas comprometidas.
Personas y epistemologías que no necesariamente se nombran feministas, o que no quieren acogerse al vocablo decolonial y hablan más en términos de anticolonial, antimperialista, anticapitalistas pero que igual mantenemos objetivos comunes de cuestionamiento y oposición a una razón imperial racista.
Es un momento que también implica un voltear la mirada hacia el pasado, que ha sido desechado y destituido de algún nivel de legitimidad histórica epistémica. Lo que llamo un retorno a la comunidad o lo comunal.»

El discurso decolonial pone en el centro del feminismo a mujeres empobrecidas, indígenas, afrodescendientes, mestizas y mulatas de Latinoamérica cuestionando la reproducción del discurso que ha invisibilizado la historia del continente y que se ha seguido replicando principalmente desde la academia.
Un proceso de descolonización es un llamado urgente a situarnos y pensarnos desde las experiencias latinoamericanas y caribeñas y así, rescatar diversas propuestas epistemológicas y políticas relocalizando el pensamiento y la acción para anular la universalización, una de las características fundamentales de la modernidad occidental.
Un feminismo orgánico y desde los márgenes
El feminismo decolonial retoma parte de los postulados de los años setenta y ochenta de las afrofeministas, mexicanas y lesbianas radicales de los Estados Unidos que ya planteaban que la universalización del movimiento no las representaba.
Así surge esta nueva genealogía feminista, porque este feminismo sabe, piensa y propone la continuidad de una historia construida por muchas mujeres en diferentes momentos históricos.
La propuesta de este feminismo es imprescindible si consideramos que el cruce de las fronteras nos vuelve inmediatamente ciudadanas de segunda clase.
Descolonizar es desafiar la fragmentación que nos es impuesta, desde y a partir de nuestras múltiples opresiones, reunirnos desde diferentes feminismos.
Infinitos mundos dentro del mundo
Y así como propone Lugones, en su ensayo “Playfulness, ‘World’-Traveling and Loving Perception” (1987), existe la necesidad de viajar a los mundos de otras mujeres.
Para construir un feminismo plural, dentro del feminismo, es necesario entender la transculturalidad, sólo así podremos generar lazos y entender las otras realidades que al mismo tiempo nos reflejan y nos vuelven parte.
«Viajar a otros mundos para conocernos íntimamente pero también para vernos reflejadas en los mundos de las otras.»
María Lugones plantea una invitación a abrirnos y reflejarnos, a través de una apuesta para la descolonización que no se limita a criticar el sistema moderno colonial y que comprende la importancia de la relacionalidad para tejer coaliciones.
La propuesta decolonial no es excluyente, al contrario, nos inspira a conocer las diversas realidades para reconocernos, para seguir caminando juntas en las diferencias y los espejos, para descolonizar la imaginación y construir juntas otros mundos posibles.
@Impure