Los seguidores del expresidente Bolsonaro, que piden un golpe militar, fueron expulsados de los edificios gracias a la intervención de las fuerzas de seguridad tras varias horas de asalto.
Lula ordenó tomar el control de Brasilia y advierte a Bolsonaro de las consecuencias del asalto: “Es su responsabilidad”.
Como ya todos hemos visto un centenar de seguidores del expresidente brasileño Jair Bolsonaro que se identifican como ultraderechistas asaltaron ayer durante varias horas la sede del Congreso Nacional en una manifestación que pedía un golpe militar para apartar al presidente Luiz Inácio Lula da Silva de la presidencia del país.
Los bolsonaristas radicales también han atacado y asaltado el Palacio del Planalto, sede del poder ejecutivo, y el edificio del Tribunal Supremo.
Los tres objetivos de los radicales ultraderechistas se encuentran en la Plaza de los Tres Poderes de Brasilia, la capital del país.
Todo vuelve a ocurrir (versión Brasil)
El ataque se produce dos años después del asalto al Capitolio en EEUU por seguidores de Donald Trump y en muchos aspectos nos recuerda la repetición de la fórmula.
Los asaltantes llevaban pancartas con el lema: “Queremos el código fuente”. Se trata de una referencia a la programación de las máquinas de recuento de votos, ya que creen, sin ninguna prueba, que se ha producido un fraude electoral.
URGENTE: Invasores quebram vidraças da chapelaria do Congresso e invadem a Câmara dos Deputados. Extremistas já estão no Salão Verde e nos anexos do prédio. Também houve invasão ao Palácio do Planalto. Presidente Lula não está no local. pic.twitter.com/lP91pLqTuf
Bolsonaro ha alimentado la teoría de la conspiración durante meses y de hecho intentó revocar los resultados electorales con un recurso ante el Tribunal Superior Electoral, que acabó multando al partido del expresidente con 4,2 millones de dólares.
Centenares de bolsonaristas radicales han acampado frente al Cuartel General del Ejército en Brasilia, desde el día posterior a las elecciones del pasado 30 de octubre, en las que Lula derrotó a Bolsonaro.
Los campamentos de los bolsonaristas radicales, que se han multiplicado en ciudades de todo el país, comenzaron a ser desmontados el viernes en Belo Horizonte, capital de Minas Gerais, donde ocurrieron algunos disturbios.
Recordemos que Lula ganó en la segunda vuelta electoral del 30 de octubre con el 50,9% de los votos válidos frente al 49,1% de Bolsonaro.
Según el periódico brasileño O Globo, los bolsonaristas radicales han utilizado códigos en sus comunicaciones para convocar estar protestas y ocultar sus objetivos a las autoridades.
“Todo esto llevó a una masa de gente a las calles desde el día después de los resultados electorales. Y esta masa, en busca de seguridad, se fue a los cuarteles. Yo no participé en este movimiento”, declaró Bolsonaro en su mensaje de Año Nuevo. “Brasil no terminará el 1 de enero”, añadió.
Jair Bolsonaro-ex presidente de Brasil
El esfuerzo por recuperar una democracia fragmentada
Antes del asalto al Congreso, el ministro de Justicia, Flávio Dino, se pronunció en las redes sociales y dijo que los opositores deberán esperar hasta 2026, cuando se celebren las próximas elecciones presidenciales, así como el actual Gobierno esperó entre 2018 y 2022.
En un comunicado, Dino manifestó que el Ministerio de Justicia convocó una reunión de emergencia con los organismos de seguridad para hacer frente a las manifestaciones.
Los actos en Brasilia se han extendido por otras ciudades del país, entre ellas Sao Paulo, donde la Avenida 23 de Maio, una de las principales de la ciudad, fue bloqueada por bolsonaristas que impidieron la circulación de automóviles cerca del aeropuerto de Congonhas.
La policía federal intervino en la plaza lanzando gases lacrimógenos desde helicópteros para dispersar a los manifestantes y decenas de agentes antidisturbios han entrado en los edificios asaltados y han logrado expulsar a los radicales.
En tanto, hoy en un acto simbólico, Lula bajó la rampa del Planalto y atravesó la Plaza de los Tres Poderes en dirección al Supremo Tribunal Federal (STF), acompañado por magistrados de la Corte, parlamentarios de la cúpula de la legislatura, ministros de Estado y gobernadores.
Em ato simbólico, Lula desce a rampa do Planalto e atravessa a Praça dos Três Poderes em direção ao Supremo Tribunal Federal (STF), acompanhado por magistrados da Corte, parlamentares da cúpula do Legislativo, ministros de Estado e governadores.